martes, 22 de junio de 2010

Afecta la esclerosis múltiple a cerca de 80 mil mexicanos

Fernando Guzmán

Alrededor de 80 mil mexicanos padecen esclerosis múltiple (EM), enfermedad incurable, progresiva y degenerativa que no causa la muerte, aunque incapacita. En cuanto a la proporción, daña a tres mujeres por cada hombre, señaló Érika Gutiérrez Martínez, de la Facultad de Psicología y responsable de la evaluación neuropsicológica en pacientes afectados.

La EM es una enfermedad degenerativa desmielinizante del sistema nervioso central (SNC), con efectos discapacitantes progresivos (a nivel sensorial, motriz y cognitivo) que alteran la calidad de vida de la persona; aparece entre los 15 y los 50 años de edad, aunque hay casos raros de pacientes de siete años.
En pacientes con EM recurrente recesiva se observó afectación en el área de atención sostenida, que permite la concentración en una tarea por determinado tiempo. También, deterioro en evocación de la figura del Rey-Osterreith, que evalúa el proceso de copia y reproducción de la memoria. En los de esclerosis progresiva se detectó que había más áreas dañadas, como la de atención selectiva y la de control atencional. En cuanto a la memoria, se encontraron impactos en los procesos de codificación y evocación. Hubo además deterioro en evocación y codificación de la memoria histórica, de la memoria verbal espontánea y de la memoria verbal por claves, entre otras. Asimismo, se presentó lentitud en el procesamiento de información en el grupo de pacientes con EM secundariamente progresiva. Cuando una persona se entera que padece un mal incurable como la EM, su calidad de vida se deteriora y entra en un estado de ansiedad y depresión.
La esclerosis múltiple ocurre cuando las células T del sistema inmune atacan súbitamente la mielina (sustancia compuesta por lípidos y proteínas) que cubre y protege las fibras nerviosas del SNC. Esto origina que la transmisión de información entre neuronas se interrumpa, se atrase o sea deficiente”, explicó.
Es complicado diagnosticar a tiempo la EM, porque las manifestaciones clínicas (que dependen del área dañada por la desmielinización: encéfalo, tallo encefálico o médula espinal) no son iguales en todos los afectados. De ahí la denominación de múltiple, porque la sintomatología es diferente en cada paciente, puntualizó Gutiérrez Martínez.
En 40 por ciento de los enfermos, el inicio es mono-sintomático con vértigo, entumecimiento facial, parálisis extraocular y neuritis retrobulbar, advirtió la universitaria.
“Sin aviso previo, un día cualquiera se manifiesta: aparece un brote que puede ser un evento de incontinencia urinaria, o la persona se cae porque no puede mover una pierna, o pierde la visión porque en alguna parte del cerebro se interrumpe la comunicación entre las neuronas”, ejemplificó la especialista.
Para rehabilitar y trabajar la memoria debe aprovecharse la llamada plasticidad cerebral. “Al ejercitar el cerebro, las zonas aledañas a la lesión pueden llegar a ser capaces de absorber las funciones perdidas. Es posible recuperar, en cierto porcentaje, algunas tareas cognitivas”, subrayó.
Se ha observado que los pacientes que siguen realizando diariamente sus actividades normales sufren menos afectaciones. Por ello, Gutiérrez Martínez sugirió crear terapias conductuales alternativas orientadas a ejercitar y practicar las tareas cognitivas, así como terapias psicológicas y grupos de apoyo para ayudarlos a sobrellevar el padecimiento.
Los recursos del sector salud destinados a la atención de pacientes con EM son mínimos. “Para controlar su enfermedad sólo se proporciona interferón u otro medicamento que no tiene la misma efectividad. Hay que recordar que el referido fármaco es muy agresivo, por lo que no todos lo toleran”, aseveró.
Con rehabilitación, y aprovechando la plasticidad cerebral, puede fortalecerse la memoria, y con fisioterapia los enfermos con EM benigna y remitente-recurrente (después de 10 años podría volverse progresiva) pueden recuperar cierta movilidad. “No obstante, para eso tampoco hay recursos. Existen asociaciones y grupos de apoyo; sin embargo, para disfrutar de sus servicios es necesario pagarlos”, finalizó la científica.

Fuente: Gaceta UNAM 14 de Junio de 2010

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